Dos días antes de partir, empezamos a tomar consciencia de la increíble aventura que se nos venía encima en forma de un largo viaje en autobús. En los foros hablaban de más de 24 horas, al comprar el billete en la ventanilla la perspectiva mejoró ligeramente al indicarnos que estaban haciendo el trayecto en 20 – 22 horas, eso sí, nos aclararon que el bus sería una tartana ya que las compañías destinan los vehículos más viejos por el mal estado del camino.
Paraguay, oda a la mano izquierda
Aprendida la lección de lo esencial de disponer de la moneda local, nos dirigimos con más de dos horas de antelación a la estación de Foz de Iguazú desde donde cogeríamos el autobús a Asunción.
Con la intención de cambiar los reales brasileños por guaraníes paraguayos, desfilamos por todas las ventanillas abiertas en la estación obteniendo en todas ellas un no por respuesta. La cara de desesperanza que debió quedársenos invitó a un pequeño hombre del circo que andaba por allí a aclararnos que en Brasil sólo cambiaban en casas de cambio oficiales y que al ser domingo estaban cerradas pero podíamos estar tranquilos porque en Paraguay la cosa iba a ser diferente «Ya van a ver ustedes que allí todo se hace con la mano izquierda, no van a tener problemas». Lo que en ese momento nos pareció una frase ambigua comenzó a clarificarse minutos después.